El marketing tiene que tener una doble función: ofrecer ilusión, resolver necesidades y dar respuesta a los potenciales clientes, a la vez que velamos por el retorno de inversión para una empresa.
No existe la improvisación, sino la suma de diversas acciones ejecutadas en un timing diverso para lograr objetivos a corto, medio y largo plazo.
Porque una marca es como un ser vivo al que hay que satisfacer sus necesidades según la etapa en la que se encuentre.